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Santiago de Soroa y Suárez Tangil

La memoria prodigiosa de Santiago de Soroa

Antxón Sarasqueta y Santiago de Soroa

En mi más de medio siglo de carrera periodística, no he conocido a nadie como Santiago de Soroa y Suárez Tangil que a los 83 años elevase su extraordinaria memoria a la categoría de sabiduría.

Porque no solamente recordaba de forma inmediata las fechas, nombres, hechos y situaciones, sino además el contexto y la dimensión histórica y actual de lo que ha representado para la evolución y cambios políticos y sociales. Todo ello con gran precisión.

Su fallecimiento en Madrid el 23 de mayo de 2024 fue repentino. Pocas horas antes manteníamos una de nuestras conversaciones que en los últimos años teníamos casi a diario sobre lo que estaba pasando y sus consecuencias. Lúcido como siempre en sus diagnósticos y, al mismo tiempo, fiel a una máxima periodística que dice que un pesimista es un periodista bien informado.

Lector empedernido, persona de gran cultura y capacidad intelectual, Santiago de Soroa tenía, entre otras muchas virtudes, la inquietud sobre lo que acontece, sobre los pequeños detalles y las grandes cosas que mueven al mundo. Esto le hacía un conversador ameno y de altura cuando nos reuníamos no solo con amigos periodistas, sino también con ingenieros, científicos y expertos en distintos campos.

Santiago era una persona humanista que lo reflejó siempre en los valores y actos que desprendía en todas las relaciones personales. Es uno de sus principales legados que deja a su familia, amigos, en su obra y actividad personal y profesional. En su fe católica, en sus creencias, compromisos, honestidad y generosidad con los demás.

La carrera profesional de Santiago de Soroa

Santiago fue licenciado en Derecho y Ciencias de la Información. Estuvo de asesor en la Secretaría de Turismo. Y en 1970 ingresó por oposición en Radio Nacional de España; luego pasó al gabinete de dirección de RTVE, y ocupó diversos cargos en el Ente Público. Trabajó y fue consejero del semanario El Europeo. Obtuvo el Premio Nacional de Turismo y otros premios de periodismo como el del Banco Santander.

Pero estos puestos, cargos y premios profesionales esconden sobre todo un hacer en los entresijos mediante su asesoría, informes y análisis, con los máximos directivos de RTVE, y de otros organismos públicos y sociedades privadas de medios de comunicación. “Yo siempre he querido estar en segunda línea”, me confesó Santiago en reiteradas ocasiones. Y doy fe de ello, porque durante mi cargo como consejero de RTVE durante cuatro años, era la mano derecha de los directores del Ente Público cuando venían a las sesiones.

El legado de Soroa y su vida en San Lorenzo de El Escorial

Uno de los aspectos más queridos de Santiago era ocuparse de las memorias de su abuelo el Conde de Vallellano (Fernando Suárez de Tangil), en las que relata la época de la Guerra Civil y más adelante, que figuran en su archivo (1945) y que ha ido recuperando para su conocimiento y difusión. A mí me entregó un ejemplar.

Me hablaba mucho de todo ello en nuestras reuniones en San Lorenzo de El Escorial, donde vivo y él, sus hijos y hermanas tienen sus casas. Hemos compartido momentos y reuniones que me han ayudado mucho a entender el fondo de lo que representaba Santiago de Soroa.

Se hizo tanto querer Soroa en San Lorenzo de El Escorial por sus virtudes y cualidades humanas, intelectuales y religiosas que su pérdida ha calado muy hondo entre todos los que hemos compartido durante años su amistad y lo que ha representado, y así me lo han hecho saber los protagonistas de esta historia. Protagonistas de toda condición: intelectuales, periodistas, religiosos, juristas y letrados destacados, escritores, hosteleros, libreros…

Una de las características que reflejaba la personalidad de Soroa y que calaba en todos los ambientes que compartíamos era su humildad. Nunca hacía gala de superioridad, y siempre se preocupaba en voz baja de los problemas que afectaban a los amigos.

Todo ello forma parte de su legado, en el que destaca el amor profundo a su familia, piedra angular de su vida. Cuantas veces me contó el sufrimiento que vivió con la muerte hace años de su mujer Isabel, taquígrafa en el cuerpo del Congreso de las Cortes Generales, y lo que representó vital y espiritualmente esa experiencia humana cuando te golpea en la última etapa de tu vida.

Ese era Santiago de Soroa, y ha sido su historia ejemplar en todos los sentidos. Fue asociado de la Asociación de la Prensa de Madrid desde hace 53 años, en la que ingresó en 1971. Una historia ejemplar del periodismo y la calidad humana que deja huella.

Antxón Sarasqueta
Publicado el 10 de junio de 2024